PANEL DE EDUCACIÓN ESPECIAL

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Bienaventurad@s los que comprenden mi extraño paso al caminar y mis manos torpes. Los que saben que mis oídos tienen que esforzarse, para comprender lo que oyen. Los que comprenden que aunque mis ojos brillan, Mi mente es lenta. Los que miran Y no ven la comida que dejo caer fuera del plato. Los que con una sonrisa en los labios, Me estimulan a tratar una vez más. Los que nunca me recuerdan que hice hoy dos veces la misma pregunta. Los que comprenden que me es difícil convertir en palabras mis pensamientos. Los que me escuchan pues yo también Tengo algo que decir. Los que saben lo que siente mi corazón aunque no pueda expresarlo. Los que me respetan, Y aman como soy, tan solo como soy, y no como ellos quisieran que fuera. Y… Bienaventurados Todos aquellos que me ayudan En mí peregrinar Hacia la casa del PADRE CELESTIAL.



Evidencias Fotograficas

marzo 20, 2010

EFECTO PIGMALIÓN


"Nuestros buenos y malos alumnos"


Sobre fines de la década del sesenta, el sociólogo Robert Rosenthal, realizó el siguiente experimento: reunió a los maestros de una escuela y les mostró un test realizado entre sus alumnos, que indicaba que algunos eran más "brillantes" que otros. "De estos alumnos pueden esperar grandes resultados", les aseguró. En realidad -y respondiendo a los objetivos del experimento- ese test fue simulado por Rosenthal, para inducir a los maestros a pensar que determinados alumnos tenían más potencial que el resto. Al cabo de ocho meses, los “brillantes” obtuvieron mejores calificaciones que el promedio de la clase. El estudio demostró que los maestros les habían brindado más atención, más apoyo, más tiempo y más retroalimentación. Aquellos niños no se destacaron por ser inteligentes, sino porque sus maestros creyeron que lo eran.
Las conclusiones del estudio de Rosenthal, en cuanto al efecto de nuestra mirada y nuestras expectativas sobre nuestros alumnos, ingresaron a la literatura educativa mundial como “efecto Pigmalión” (1).
Los estudios sobre el “efecto Pigmalión” nos obligan a pensar seriamente en el tema de nuestro modo de mirar a nuestros alumnos. Tenemos claro que nuestra mirada tiene efectos sobre la vida educativa de los chicos, sobre nuestro modo de trabajar con cada uno, sobre los vínculos que establecemos con ellos.
¿Todos tenemos alumnos preferidos y otros con los que nos cuesta vincularnos? “Ahora que no nos escucha nadie” podemos decir que, obviamente, a todos nos cuesta la relación con algunos de nuestros alumnos y tenemos una relación más próxima con otros. Porque, en caso contrario, la relación tendría que ser muy fría y profesional, en el peor sentido de la palabra.
El vínculo docente - alumno es un vínculo humano, y como tal, tiene lazos de afecto, de trabajo, de poder, de autoridad, entre otros. Hay chicos y chicas en los que vemos cosas nuestras que no nos gustan o cosas muy opuestas a como nos vemos a nosotros mismos, o chicos que desafían nuestros aspectos más débiles, otros que hacen las cosas que a nosotros nos gusta ver en una persona, etcétera. Lo cierto es que muchas de las características personales de los chicos, de sus padres, del lugar que ocupan en el grupo, entre otras, hacen que nuestra mirada construya el prejuicio que tenemos sobre ellos.
Y no está mal que tengamos prejuicios, el problema surge cuando automáticamente se vuelven juicios. Cuando no logramos trabajar con ellos, los incorporamos definitivamente, y comienza a actuar el “efecto Pigmalión”. Los sancionamos o los premiamos por nuestras expectativas y no por sus esfuerzos, sus resultados, sus valores.
¿Cómo trabajar con los prejuicios? En primer lugar, es difícil que hagamos esto solos, porque nos cuesta verlo, los tenemos demasiado incorporados. Necesitamos que alguien nos ayude. Lo ideal es que sea el director, pero puede ser la gente del gabinete, un compañero de trabajo y hasta puede llegar a ser una amiga o amigo. Esa persona será condecorada con el grado de “control personal nuestro”.
Debemos repasar con esa persona nuestro diagnóstico sobre cada uno de nuestros alumnos, expresado con la mayor sinceridad y al mayor detalle. Incluyendo expresiones como “lo mataría cuando hace eso” o “me encanta que me diga…”. Lo objetivo y lo subjetivo. Todo. Nuestro control debe ser capaz de advertirnos cuando percibe que hay elementos de nuestro diagnóstico que no tienen que ver demasiado con los chicos, sino con nuestra cabeza, esas situaciones en las que le estamos atribuyendo una cualidad que no está en ellos sino en nosotros.  Es bueno recomendarle a nuestro control que preste más atención a los prejuicios negativos que a los positivos. Y es bueno que nosotros trabajemos más sobre los alumnos con los que nos cuesta más, los otros se están viendo beneficiados, en general. Es bueno que pensemos por qué nos molestan esas cosas que el control nos está señalando como prejuicios. Y más allá de verlas, debemos encontrar el modo de cambiarlas. Sin embargo solamente el hecho de reconocer que existen y que son prejuicios, será un enorme paso adelante, hará que empecemos a prestarle atención de otro modo. De todas formas debemos trabajar para entenderlas e intentar que se transforme nuestra mirada.
Luego, es interesante que hagamos el ejercicio de encontrar uno o varios atributos positivos de cada uno de nuestros alumnos. Todos los tienen aunque nos cueste trabajo pensarlo, en el caso de algunos chicos. Para hacer este ejercicio es bueno repasar la idea de las inteligencias múltiples de Howard Gardner (2), codirector del Proyecto Zero en la Escuela Superior de Educación de Harvard. Más allá de detalles, Gardner desarrolla la idea de que no existe una inteligencia sino varias, vinculadas a nuestra capacidad de resolver problemas de la realidad. En principio, cita las inteligencias lingüístico-verbal, lógico-matemática, musical, espacial, científico-corporal, interpersonal, intrapersonal, naturalística. Más allá de que puede resultar interesante profundizar la teoría, nos acerca a la idea de buscar “buenos” alumnos en aspectos diferentes.
Hemos crecido con la idea de que hay un solo tipo de buenos alumnos, en el sentido tradicional. En cambio es bueno reconocer que hay chicos con potencialidad para el arte, otros para la ciencia, otros para la relación con otras personas, otros para lo físico, otros para la comunicación, etcétera. Lo importante es que cada alumno encuentre “la ventana” por la cual salga al mundo a explotar sus fortalezas.
Volviendo al efecto Pigmalión, nuestra mirada tiene mucho que ver con encontrar ese potencial desarrollarlo. Ojo! No somos los únicos responsables: también jugará un papel importante la mirada de sus compañeros, padres, vecinos, etcétera. Pero nuestra mirada puede ser “el faro” que ilumine y descubra el “tesoro” de cada uno.
En síntesis, no somos objetivos en la relación con nuestros alumnos y eso no está mal. Lo que está mal es que no trabajemos sobre nuestra subjetividad ni sobre la idea de que tenemos que encontrar “la ventana” de cada alumno.
En el fondo, ése es el gran secreto de la educación...  y es lo que la hace maravillosa. 
(1) En la mitología griega, pigmalión era un rey chipriota que mientras esculpía la estatua de una mujer se enamoró de ella y creyó que era la más hermosa de la tierra.
(2) Howard Gardner, Inteligencias múltiples, Paidos 1999.

Lic. Gustavo Laies

13 comentarios:

Carolina Yosselin Román Chávez dijo...

*** Me pareció interesante el artículo, sobre todo por que es un tema muy poco tratado y que se presenta en las aulas de cualquier grado escolar, lo asocié con el proceso de transferencia y contratransferencia del que se habla en una relación terapeuta-paciente, ya que los sentimientos y pensamientos que se generan hacia el otro afectan la relación y la forma en que se desenvuelven. El efecto pigmalión se presenta en las aulas y se da de una manera inconsciente, por lo que considero que es importante que se difunda esta información en las escuelas, ya que de esta forma se lograría que los maestros tomaran conciencia de la importancia que tiene la forma como perciben a sus alumnos en su desarrollo académico, de igual forma que los prejuicios que realizan de ellos. De este modo probablemente podría lograrse un pensamiento mas positivo de los maestros en relación de sus alumnos menos destacados, prestándoles mayor atención y buscando el desarrollo optimo de todas sus capacidades, logrando de este modo un mejor desempeño académico en los alumnos.

Unknown dijo...

Desafortunadamente existe por parte de los profesores prejuicios, pronósticos, e inclusive tabúes de un grado a otro es decir, es el mismo profesor anterior el que describe perfectamente a cada uno de los alumnos y aun con más ahínco, aquellos alumnos con los que “batallara más” y por qué no hasta las características esenciales de los padres de familia “con quien poder decir algo y con quien no” que si bien es digno de mencionar lamentablemente muchas veces son los mismos padres quienes obstaculizan un trabajo satisfactorio con los alumnos ,lo cual influye con respecto al resultado que pueden obtener los alumnos al llegar a las aulas, muchas veces estos pronósticos son desalentadores, lo que se puede constatar en comentarios como: “estos niños ya no dan más ”, “vienen rezagados del grado anterior”, “ya sé que van a salir mal en calificaciones; lo más triste es que estas predicciones se cumplen.
Por otro lado hay profesores que poseen una mentalidad positiva, el efecto Pigmalión es uno de estos enfoques con los que los profesores deberían iniciar todo un panorama educativo, ya que es el que podríamos encontrar con resultados inesperados y sorprendentes con los alumnos, aceptando que si bien es cierto que los alumnos llegan a un punto donde “dan todo lo que pueden dar”, y que por supuesto que pueden superar esta barrera con el esfuerzo conjunto tanto de maestros, directivos, padres de familia, personal de apoyo, los niños pueden lograr óptimos resultados en sus procesos de aprendizaje; el problema es que cada vez son pocos los profesores que piensan de esta manera ya que otros factores como el económico, emocional, personal, etc. son factores que influyen en el maestro y su dedicación en cada uno de sus alumnos.

Unknown dijo...

Una posible solución ante ello es el identificar el tipo de inteligencia de acuerdo a lo que señala Gardner no existe una inteligencia única en el ser humano, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos de cada individuo, trazados por las fortalezas y debilidades en toda una serie de escenarios de expansión de la inteligencia, así si el profesor lograra identificar y justificar que tipo de inteligencia que posee cada alumno y de esa manera abordar el aprendizaje de cada alumno se maximarian sus potencialidades y el aprendizaje seria más significativo en el niño.
Cada persona tiene por lo menos ocho inteligencias, habilidades cognoscitivas. Estas inteligencias trabajan juntas, aunque como entidades semiautónomas. Cada persona desarrolla unas más que otras. Diferentes culturas y segmentos de la sociedad ponen diferentes énfasis en ellas.
1. Lingüística. En los niños se aprecia en su facilidad para escribir, leer, contar cuentos o hacer crucigramas.
2. Lógica-matemática. Se aprecia en los menores por su interés en patrones de medida, categorías y relaciones. Facilidad para la resolución de problemas aritméticos, juegos de estrategia y experimentos.
3. Corporal y kinésica. Facilidad para procesar el conocimiento a través de las sensaciones corporales. Deportistas, bailarines o manualidades como la costura, los trabajos en madera, etc.
4. Visual y espacial. Los niños piensan en imágenes y dibujos. Tienen facilidad para resolver rompecabezas, dedican el tiempo libre a dibujar, prefieren juegos constructivos, etc.
5. Musical. Los menores se manifiestan frecuentemente con canciones y sonidos. Identifican con facilidad los sonidos.
6. Interpersonal. Se comunican bien y son líderes en sus grupos. Entienden bien los sentimientos de los demás y proyectan con facilidad las relaciones interpersonales.
7. Intrapersonal. Relacionada con la capacidad de un sujeto de conocerse a sí mismo: sus reacciones, emociones y vida interior.

En conclusión según la Teoría y las demostraciones basado en los estudios respecto al efecto Pigmalión “Los sueños se pueden hacer realidad”, existe una expresión llamada self fulfilling prophecy (profecía autocumplida) para referirse al fenómeno en el que las expectativas tienden a realizarse.
Si profesores pensaran que sus alumnos son ineficientes por sus características como flojera, desinterés o torpeza jamás serán capaces de ningún logro significativo, y por supuesto esto ocurrirá. Sin embargo si trataran como mejores a sus alumnos, como capaces ,inteligentes, dedicándoles más tiempo, dando un trato individualizado cuando así se requiera, diciéndoles frente a grupo y en persona cuánto valoran y admiran su esfuerzo ; si se hace con pleno convencimiento se lograra, se hará realidad, ya que cualquier profesor puede potenciar que su alumno sea mejor y más capaz. Sí profesores están convencidos de que la capacidad de todos sus alumnos no tiene límites y cada uno de ellos poseen un asombrosa y diferente entre si ,capacidad intelectual finalmente obtendremos un desarrollo y comenzara a expresar lo mejor de sí.

Andrea Zavaleta dijo...

Interesante el artículo, un hecho que sucede en las aulas el cual se puede utilizar de forma positiva e impulsar más el aprovechamiento en los alumnos y así tener más éxitos que fracasos. Esto llevaría un gran trabajo consientizar a los maestros sobre lo que espera de cada alumno y como al tener pensamientos mas positivos en todos, puede lograr en ellos que desarrollen al máximo todas sus capacidades.
El efecto pigmalión tiene su inicio en un mito griego de un escultor llamado Pigmalión que se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto que llegó apasionarse por la escultura, la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. La escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.
Este suceso fue nombrado como el efecto pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí mismo al crear una escultura tan perfecta que llega a enamorarse de ella.
Este efecto se hace presente en varios ámbitos como el social, laboral, personal y educativo.
En el aspecto educativo Rosenthal y Jacobson estudian el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la teoría de la profecía autorrealizada. Esta teoría la entendemos como uno de los factores que influyen en la motivación de los alumnos en el aula.
Este efecto puede ser productivo o muy contraproducente ya que los maestros, psicólogos o nosotras como terapeutas, maestrantes, etc. nos llenamos de expectativas acerca del desempeño en clase o en la terapia de los distintos alumnos o pacientes que atendemos y el trato a cada uno se vuelve distinto de acuerdo a lo que se espera de ellos.
En el caso de los alumnos o pacientes que creemos que tienen una mayor capacidad en este efecto provoca que el maestro o terapeuta le brinde mayores estímulos, así responderá positivamente confirmando las expectativas puestas en el. Mientras que con los que están atrasados simplemente se les ignora y no son estimulados ni pueden desarrollar de una mejor manera sus capacidades.


Este efecto en la educación ya sea regular o para niños que requieren educación especial puede ser la construccion del éxito o llevar al fracaso escolar, (fracaso en la terapia).

Docente: FIDELIA GALVIS GÓMEZ - Terapeuta Ocupacional dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JUANA ESTHER CASTILLEJOS dijo...

El artículo me parece bien, ya que nos dice cosas muy ciertas, en cuanto a conocer a nuestros alumnos, es saber que tienen la capacidad de desarrollar sus conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes,conocer sus fortalezas y debilidades, no solo creer lo que nosotros queremos creer, saber o pensar, debemos conocer a cada uno de nuestros alumnos desde lo mas profundo, ya que cada uno de ellos tiene una forma de pensar diferente, así como cada una tambien tiene un estilo de aprendizaje para aprender,por esoe es creer, confiar y tener presente como docentes, que nuestros alumnos aprender de manera significativa, en un proceso lento pero al final lo logran,es no dejarnos vencer, haciendo afirmaciones como¡es que no van aprender nunca! que no exista en nosotros como docentes esa frase, al contrario pensar de manera positiva y apoyar con gran esfuerzo y deseo a nuestros alumnos, para que salgan adelante, ya que necesitan de nuestro apoyo incondicional, por que ellos pueden y aprenden, nuestro deber como educadores es lograr que sean autosuficientes o independientes, es prepararlos para la vida.

Maria del Carmen Hernandez Avendaño dijo...

El articulo efecto pigmalion,se trata mas que nada de hacernos concientizar sobre el trato que inconcientemente hacemos a nuestros alumnos, ya que de una u otra manera interpretamos tanto sus conocimientos, sentimientos de nuestros alumnos de forma en la que nos conviene dependiendo del grado de interes que tengamos, es decir en lo personal actuo de manera diferente con una niña que llevo trabajando desde que tenia 1año y medio de edad, por lo que el trato hacia ella y los logros que se obtienen son muy satisfactorios, por lo que tambien hay una cooperacion y una disponibilidad de los padres en el avance de su terapia, comparando con los demas niños que tengo a mi cargo es muy diferente ya que de una u otra manera tambien influyen en los padres de familia que no hay el interes hacia con ellos, por lo tanto como terapeuta tambien hay un cierto distanciamiento de manera inconciente o conciente en algunas situaciones por lo que es un poco desgastante tener que estar luchando contra algo que no le interesa a las personas que tiene a su alrededor.

Brenda dijo...

El artículo es muy interesante ya que es algo que sucede en la vida cotidiana en cualquier ámbito cómo el educativo, social, laboral e incluso familiar, puesto que estamos llenos de prejuicios acerca de todo, tanto de situaciones como de personas, es por ello que estamos llenos de subjetividad, tal como lo dice el artículo, puesto que somos humanos que siempre habremos de tener sentimientos o afectos de por medio, depositamos nuestros intereses y deseos en otras personas y debido a esto nos identificamos más con unas que con otras, en las escuelas sucede exactamente lo mismo, sean niños o adolescentes, involucramos muchos aspectos de nuestra personalidad, esto sucede de la misma forma hacia los alumnos, como hacia los maestros de parte de los alumnos; estas maneras de ver al otro, obviamente afecta la manera en que vemos sus actitudes y su aprovechamiento, en el caso de los alumnos. De la misma manera, como se les ve de cierta forma, ellos actúan de la manera en que, de una forma indirecta, se espera, puesto que se podría decir que se autosugestionan para obtener una respuesta del otro, por ello los alumnos catalogan a los maestros, y viceversa.
Claro está que depende mucho del ambiente, como menciona Vigotsky, que nos rodea, la forma en la que vamos a desarrollarnos y del lugar donde lo hagamos, creamos diversas expectativas, pero como menciona el artículo no es bueno ni malo, pero hay que encontrar la manera de saberlo manejar y darse cuenta de en qué momento caemos en prejuicios negativos que lejos de ayudar a los alumnos o personas en general, se les perjudica
Según Steiner (2002), la educación, se encuentra saturada de deseo y traición; manipulación y distanciamiento, no en un sentido literal de las palabras sino de las situaciones que crean, precisamente, los prejuicios que se presentan al principio de la relación maestro-alumno, se debe sacar provecho de este tipo de actitudes, tomar en cuenta las buenas y tratar de cambiar los prejuicios negativos, debido a que finalmente se busca el buen desempeño del alumno, el darse cuenta de este tipo de ideas preconcebidas negativas, es el primer paso a seguir para no afectar al alumno, si nos encontramos en la postura del maestro, y así el efecto Pigmalión es tomado desde el mejor ángulo puesto que si seguimos las mejores expectativas de los alumnos obtenemos los mejores resultados de éstos, claro está que ellos tienen que poner de su parte, puesto que es un trabajo en equipo y las dos partes implicadas tienen que involucrarse de manera positiva.
La educación es un proceso complejo en el cual influyen una diversidad de situaciones, para bien o para mal, sin embargo, podemos controlar lo que se encuentra en nuestras manos y tratar de no dejarnos influenciar por lo que creen los demás acerca de nosotros por el contrario tratar de tomar en cuenta estos comentarios y resolverlos para un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje, utilizar las herramientas de las teorías para mejorar la educación día a día en cualquiera de sus formas.

Teresa López dijo...

NUESTROS BUENOS Y MALOS ALUMNOS



Este articulo trata acerca del papel que desempeña el docente en el aula, en virtud de que la identidad del maestro es un elemento que influye en su desempeño laboral para formación de nuevas generaciones; por tal motivo los profesores ante los alumnos deben ser quienes faciliten la experiencia de aprendizaje y la adquisición del conocimiento frente a los diferentes retos planteados por las tareas escolares. Según Miguel Fernández Pérez (1995:194) la función del docente ante el alumno es “…Para que los alumnos puedan aprender, lo primero que hay que conseguir es que quieran aprender que tengan intención de hacerlo, que persigan esta meta. Para ello, lo primero es que aquello que han de aprender atraiga su curiosidad, esto es, que llame sus atención, que les mueva a explorar su entorno escuchando o indagando activamente.” Desde esta función centrada en el aprendizaje, es necesario que los profesores tomen muy en cuenta a sus alumnos dándoles a conocer la importancia o funcionalidad de las actividades educativas; esto permite que el conocimiento y el hecho de aprender sean más significativos.

Actualmente es importante motivar a los niños, adolescentes y jóvenes a continuar con sus estudios, toda vez que con base a la realidad la sociedad ha dejado influenciarse por los medios, dejando a un lado los valores del ser humano, por tal razón es que los padres y maestros tienen la responsabilidad de educar para el bien común a estos sujetos en el proceso educativo.

Es claro que en esta etapa de la vida, la enseñanza exige el conocimiento de las teorías y las estrategias pedagógicas, dentro de la cual está la formación docente como un factor que puede contribuir que el docente asuma la tarea de un profesional critico, reflexivo, competente y capacitado para la docencia, sea capaz de propiciar la discusión, el debate las relaciones positivas y en definitiva la contribución del conocimiento; para que en gran medida conduzca a que el alumno adquiera una progresiva autonomía, logre apropiarse y construya su propio conocimiento, sin caer en la reproducción de los contenidos, ya que la enseñanza exige para que el alumno asuma una actitud participante, constructiva.





v TERESA DE JESUS LOPEZ LOPEZ

Brenda dijo...

El artículo es muy interesante ya que es algo que sucede en la vida cotidiana en cualquier ámbito cómo el educativo, social, laboral e incluso familiar, puesto que estamos llenos de prejuicios acerca de todo, tanto de situaciones como de personas, es por ello que estamos llenos de subjetividad, tal como lo dice el artículo, puesto que somos humanos que siempre habremos de tener sentimientos o afectos de por medio, depositamos nuestros intereses y deseos en otras personas y debido a esto nos identificamos más con unas que con otras, en las escuelas sucede exactamente lo mismo, sean niños o adolescentes, involucramos muchos aspectos de nuestra personalidad, esto sucede de la misma forma hacia los alumnos, como hacia los maestros de parte de los alumnos; estas maneras de ver al otro, obviamente afecta la manera en que vemos sus actitudes y su aprovechamiento, en el caso de los alumnos. De la misma manera, como se les ve de cierta forma, ellos actúan de la manera en que, de una forma indirecta, se espera, puesto que se podría decir que se autosugestionan para obtener una respuesta del otro, por ello los alumnos catalogan a los maestros, y viceversa.
Claro está que depende mucho del ambiente, como menciona Vigotsky, que nos rodea, la forma en la que vamos a desarrollarnos y del lugar donde lo hagamos, creamos diversas expectativas, pero como menciona el artículo no es bueno ni malo, pero hay que encontrar la manera de saberlo manejar y darse cuenta de en qué momento caemos en prejuicios negativos que lejos de ayudar a los alumnos o personas en general, se les perjudica
Según Steiner (2002), la educación, se encuentra saturada de deseo y traición; manipulación y distanciamiento, no en un sentido literal de las palabras sino de las situaciones que crean, precisamente, los prejuicios que se presentan al principio de la relación maestro-alumno, se debe sacar provecho de este tipo de actitudes, tomar en cuenta las buenas y tratar de cambiar los prejuicios negativos, debido a que finalmente se busca el buen desempeño del alumno, el darse cuenta de este tipo de ideas preconcebidas negativas, es el primer paso a seguir para no afectar al alumno, si nos encontramos en la postura del maestro, y así el efecto Pigmalión es tomado desde el mejor ángulo puesto que si seguimos las mejores expectativas de los alumnos obtenemos los mejores resultados de éstos, claro está que ellos tienen que poner de su parte, puesto que es un trabajo en equipo y las dos partes implicadas tienen que involucrarse de manera positiva.
La educación es un proceso complejo en el cual influyen una diversidad de situaciones, para bien o para mal, sin embargo, podemos controlar lo que se encuentra en nuestras manos y tratar de no dejarnos influenciar por lo que creen los demás acerca de nosotros por el contrario tratar de tomar en cuenta estos comentarios y resolverlos para un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje, utilizar las herramientas de las teorías para mejorar la educación día a día en cualquiera de sus formas.

Ana Elena Galdamez Morales dijo...

Me pareció un muy buen artículo, muy interesante, sobre todo en el sentido de que no es discutido tan abiertamente dentro del ámbito educativo. Al ir realizando la lectura, de manera inconsciente, se hace un análisis o reflexión del desempeño como docente de un determinado grupo, se logra identificar todos y cada uno de los conceptos y expectativas que nos hemos formado de nuestros alumnos, y como representan un obstáculo más en el desarrollo máximo de las potencialidades de cada uno de ellos, puesto que condiciona nuestro modo de trabajar que tenemos con cada uno de nuestros niños e implícitamente el desempeño de éstos. Como menciona en el artículo, para poder enmendar estas situaciones, es necesario hacer este reconocimiento y cambiar la forma de mirarlos, poner mayor atención en las fortalezas que en las debilidades, plantearnos expectativas altas y positivas de cada uno de ellos, e independientemente del ritmo o estilo de aprendizaje todos avancen en su proceso educativo.

Así mismo, el artículo me hizo pensar en mi experiencia como alumna, ¿Quién en su formación académica no sido objeto de juicios por parte de maestros? ¿Cómo nos hemos sentido al respecto? ¿Qué nos ayudo a salir adelante? Por supuesto que para nosotras que formamos parte de la “normalidad”, habrá un sinfín de medios para confrontarnos ante esta situación. No obstante, situémonos en nuestros niños con necesidades educativas especiales, ¿De qué forma podrán confrontar al Efecto Pigmalión? ¿Con qué medios? Desafortunadamente muy pocos o nulos, ya que muchos, sino es que la mayoría, tendrán dificultades para comunicarse, moverse, ver, oír, etc. Entonces, nosotros tenemos que “ser parte” o crear un medio para que todos desarrollen al máximo sus fortalezas; la otra parte estará conformada por la familia, los amigos y, debería, la comunidad en general.

Finalmente, si dentro de la Educación Regular el Efecto Pigmalión, tiene repercusiones negativas en el desempeño de los alumnos y resulta perjudicial, en el ámbito de la Educación Especial, no tendría que tener cabida.

Maria Guadalupe Garcia Ramos dijo...

El articulo expuesto me llevo de inmediato a reflexionar en el papel tan importante que ocupamos los individuo en cualquiera de los ámbitos que no encontremos desempeñando y en ocasiones la depreciación que le otorgamos a ello. El Efecto Pigmalión es uno de los sucesos primordiales tanto en el ámbito escolar, como laboral, social y familiar que pueden ser más productivos o contraproducentes, todo esto dependiendo de la direccionalidad que le demos.
Ubicándonos en el área escolar y particularmente en mi experiencia laboral puedo compartir la fortuna que he tenido de trabajar con niños con NEE y la oportunidad de valorar cada paso o detalle por mínimo que sea, los seres humanos estamos acostumbrados a sobrevalorar especialmente las cosas banales e insignificantes. Por ello mismo, es necesaria la difusión de estos temas que nos llevaran a la introspección y al mismo tiempo hacer conciencia de la importancia que tiene el conocer a nuestros alumnos quitando los prejuicios que pudiéramos tener sobre ellos. Lo importante aquí es tener siempre en cuenta que aunque todos somos diferentes tenemos las mismas fortalezas y deseos de salir adelante. Recordemos que la confianza en uno mismo, aunque contagiada por un tercero, puede darnos alas.

Docente: FIDELIA GALVIS GÓMEZ - Terapeuta Ocupacional dijo...

Hola Buen Día! "Hago cierre de participación del Articulo [Efecto Pigmalión]" Felices Vacaciones...!!! He publicado Varios Enlaces, La Mayoria son Libros Virtuales con Información Interesante. Vale la Pena que los tengan en cuenta =). Revisaré durante estos días la participación que han tenido y A su vez estaré publicando el día Lunes Nuevo Articulo.

Hasta Pronto!.